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El paisaje del Freixo do Meio es representativo de la gran diversidad de experiencias del proyecto, así como de la interacción con los sistemas naturales, con un enfoque en lo que el ser humano necesita y no solo en lo que se puede vender, a través de una utilización de los recursos definida por límites y reglas.
La transformación del Bosque Mediterráneo, característico de esta bioregión, data del Neolítico y fue, hasta la Edad Media, intervenida en el contexto de una ética propia relacionada con la forma en que el ser humano se relacionaba con la naturaleza.
Fueron aquellas primeras comunidades del Neolítico que, integrando el pastoreo y la agricultura en el trío del fuego, la caza y la recolección, crearon y desarrollaron, en nuestra opinión, el concepto original del Montado.
De diferentes formas y en diferentes épocas, las diversas culturas que pasaron por esta área moldearon el bosque mediterráneo, consolidándolo, en la Edad Media, en el sistema Montado, como un modelo agro-silvo-pastoril de uso múltiple. Según Ana Fonseca (2004) «se produce una sustitución de equilibrios naturales por otros mediados por el hombre, más o menos inestables, pero que supieron respetar los límites del sistema natural».
Asimismo, menciona que “el sistema del Montado influyó definitivamente en la comunidad humana que lo creó” no solo en las profesiones, normas y prácticas, sino también en su forma de estar, es decir, en su ética. Estas pequeñas comunidades vivían para sí mismas, para el colectivo y para las próximas generaciones, y no solo para el individuo.
La armonía y la abundancia al ritmo de la naturaleza caracterizaron el uso de los montes y bosques, incluyendo la explotación silvo-pastoril, así como madera, utensilios, matas, frutos (como la bellota, entre muchos otros), caza, así como las aguas de los molinos y las pesqueras que en ellos se instalaban.
Es ese momento de la Historia el que ha inspirado el actual proyecto del Freixo do Meio y que constituye la marca de su paisaje, en circunstancias que, en sus inicios, aún reflejaban los efectos de las campañas de trigo del principio del siglo XX y el contexto del final de ese mismo siglo, de la subordinación del sector agrícola al sector industrial.
Este paisaje asume, hoy, después de casi 30 años, el carácter singular resultante de una gestión sostenible, con una fuerte componente social en casi 600 ha, ocupadas por diferentes enfoques en torno al Montado. Es el paisaje de un proyecto compuesto por personas, por una gran diversidad de seres vivos y sus ecosistemas, por cultura, tradiciones, experiencias e inspiraciones, que hereda una larga historia de gestión en torno al principal ecosistema seminatural del sur de Portugal: el Montado.
Fue el retorno a la práctica agroecológica lo que permitió la recuperación del suelo y el restablecimiento de los diferentes estratos del sistema (arbóreo, arbustivo y herbáceo). El proceso de conversión terminó en 2001, con toda la propiedad y productos resultantes de ella, certificados en modo de producción biológico.
La Agroecología fue así la visión de agricultura adoptada para esta porción de territorio, asociada a una ética propia, en la forma de relacionarnos con el lugar que habitamos.
Gradualmente, el proyecto se estructuró en un concepto multifuncional de paisaje, integrando actividades silvícolas, agrícolas y pecuarias, frutales, hortícolas, de transformación y distribución alimentaria, de venta al por menor de alimentos, de servicios ambientales, de producción de energía, de investigación y de servicios turístico-didácticos.
La macroestructura de este paisaje corresponde a la presentada en 2020, cuando se creó el Área Protegida Privada del Montado do Freixo do Meio.
Integra una “Área de Conservación”, formada por 97 ha de agroecosistema de Montado, donde se desarrollan proyectos de regeneración de los diferentes hábitats ecológicos; el Río Almansor; el Parque Neolítico Monte das Pedras, los Arrifes, el Pinhal do Zambujeiro y la Ribeira do Zambujeiro, cuya galería riparia de salguero (Salix sp.) y álamos (Populus nigra), en el río Almansor, constituye un importante corredor ecológico en esta región. Integra también un riquísimo mosaico de especies animales y vegetales nativas, como el gato salvaje, la nutria, el aliso, el alcornoque, el madroño y el orégano.
La “Área de Montado”, con cerca de 300 ha, corresponde a la suave llanura que media entre la margen derecha del Río Almansor y la línea de festo del Mosqueiro, cubierta por alcornoques y encinas.
La “Área de Innovación” cubre 135 ha del extremo norte, que, a principios del siglo pasado, fueron desbrozadas, es decir, limpiadas de todos los árboles, en suelos que habían sido enriquecidos por años de agroforestería de Montado, quedando, sin embargo, agotados. Es donde hoy se desarrollan diversos proyectos experimentales de arborización.
Los afloramientos rocosos, algunos de los cuales, como en el caso de la Pedra Alta, sirven de miradores y se asocian a los hábitats de matorrales termo-mediterráneos pre-desérticos.
Se destacan también, en este paisaje, elementos de valor arqueológico como la Pedra Alta (probable santuario Neolítico), un asentamiento Neolítico, un menhir con covitas, entre otros vestigios arqueológicos actualmente en estudio.
Fonseca, A. (2004). O Montado no Alentejo (Séc. XV a XVIII) (Portugal, Edições Colibri).